Wednesday, November 26, 2014

Me gustaría ser un detective salvaje.


Arturo Belano quien representa el alter ego de Roberto Bolaño en la novela de "Los Detectives Salvajes". Es lo que en la academia vendría siendo un fracasado, burdo e inepto personaje no solo de ficción, sino de la vida diaria. Arturo Belano es en sí, un personaje absurdo lleno de un misticismo envuelto de poesía real vicerrealista (infrarrealista). Personalmente no comparto esa idea de que "Los Detectives Salvajes" es esa novela que Borges hubiera aceptado escribir. En todo caso es más peculiar e interesante el personaje de "Monsieur Shoshani" del cual nos narra Salomón Malka en su obra que lleva por titulo el nombre de dicho personaje y para ser honesto; Arturo Belano es como si fuera la copia pirata de tan enigmático pero increíble personaje que representa "Mosieur Shoshani" con el cual seguramente si se hubiera identificado Borges y muy probablemente hubiera escrito algo de él al respecto.

Sin embargo, regresando al tema, la atracción inmediata que atrapa al lector que comienza a leer "Los Detectives Salvajes" radica principalmente en un malestar y constante vivir del estudiante promedio de universidades públicas como la UNAM o la UAM (específicamente Iztapalapa), donde estos seres "intelectuales" cursan la carrera de letras, filosofía o humanidades, que deambulan en un mundo realmente infrarrealista. Y que decir de las locaciones, que inmediatamente nos hacen identificarnos de manera casi directa con el autor de la obra. Por eso, ante tan polémica narrativa ya sea positiva o negativa. Hoy me atrevo a decir que "Los detectives Salvajes" no son un "parte aguas" en la literatura, sino una clara y agresiva declaración de guerra a la academia y al dogma de la escritura.

Aut liberi, aut libri di Roberto Bolaño!






Héctor Fabián García.
Estudiante de la Maestría en la Universidad Nacional Autónoma de México - Ciudad Universitaria.
Estudiante de Derecho en la Universidad Autónoma Metropolitana - Unidad Azcapotzalco.


Twitter:  @fabianhgarcia

Noche, hospital y rencuentro.


Cualquiera pensaría que pasar la noche en un hospital es estar rodeado de nostalgia, melancolía y tristeza. Pero debo señalar que tal vez estén equivocados, pues lo curioso por no decir atractivo, es que mientras unos sollozan el sufrimiento de sus parientes, los médicos bailan al ritmo y "son" de la música tropical, que va desde la salsa hasta la cumbia. Pues en el fondo, también son personas que sufren por cariño amor o soledad. Bailan con jubilo el pesar de la noche triste donde sin darse cuenta los observa la muerte, que camina por esos pasillos desolados en busca de un inquilino que solo esta de paso. Por otro lado, en la sala de urgencias, se puede ver a los familiares rodeados de preocupación por el sufrimientos de sus enfermos. 

Sin embargo, de repente podemos observar a personas que promulgando la palabra de Dios se acercan con un café y un pan, para brindar un poco de alimento que tranquilice la sed de esperanza que tanto añora el alma de aquellos adoloridos. Ese simple acto de redención me hace tener nuevamente fe en la personas, pero sobre todo en la humanidad, pues por más que uno quiera darles una moneda para enmendar dicho acto de altruismo, reniegan aceptar esa moneda de cambio que al final de cuentas no tienen ningún valor sentimental.

Por eso hoy digo: "Quien piense que la vida esta llena de tristeza y sufrimiento, no esta equivocado. Sin embargo, no se ha dando cuenta de lo maravilloso que es la vida y lo bello que es vivirla"




Héctor Fabián García.
Estudiante de la Maestría en la Universidad Nacional Autónoma de México - Ciudad Universitaria.
Estudiante de Derecho en la Universidad Autónoma Metropolitana - Unidad Azcapotzalco.
Twitter:  @fabianhgarcia