Últimamente algunos compañeros de la UAM-I y de la Facultad de Filosofía de la UNAM creen que la "Teología política" solo se reduce a Carl Schmitt, Johann Metz, Giorgo Agamben, Jacques Ranciére y uno que otro autor que se pone de moda. Incluso Enrique Dussel, Slavoj Žižek, Jacques Derrida, Alan Badiou y el tan gustado y poco comprendido Walter Benjamín.
Lo interesante sería leer los textos de Agustín de Hipona, Tomas
de Aquino, Anselmo de Canterbury, Duns Scoto, Ibn Rushd (Averroes), Al-farabi,
Maimónides, Yehuda Halevi, con ojos de Noam Chomsky o Giovanni Sartori. Algunos
ya lo han hecho y otros se les han acercado p.e. Baruch Spinoza, Juan Calvino,
Donoso Cortés, Jacob Taubes, Heinrich Meier, Moshe Idel, Leo Strauss, Emil
Fackenheim, Yeshayahu Leibowitz, Hilary Putnam, Charles Taylor,
Xavier Farjeat, entre muchos otros.
Debe señalarse que comúnmente se reduce el análisis de la
"Teología Política" a la idea de la ruptura que provoca el
cristianismo en la esfera de lo socio-político e histórico-cultural. Sin
embargo, la amplitud de lo que se puede llamar "Teología Política"
tiende a extenderse a niveles hermenéuticos que rozan con la rigidez de lo
jurídico y conceptual, que establece el corte normativo que poseen los textos
religiosos (Tora, Corán y Nuevo Testamento). He ahí la razón de la importancia
que tiene la memoria, la narración, el contexto y la historia.
Sin embargo, lo más importante de esto es el papel que juega la
lengua, el lenguaje y el metalenguaje que poseen un contenido epistémico
distinto al espacio-tiempo, esto hablando en términos geográfico-histórico.
Pues si bien, estos son claramente un limite que casi logran que sea imposible
la comunicación y la relación entre lo místico y lo político, así como la
vinculación religioso-analítico o la intencionalidad de los postulados
éticos.
Dado lo anterior, es que se da paso a la relación semántica entre
lo que podemos entender como signo religioso, ético y político. Pues este es
uno de los núcleos de la llamada "Teología política positiva" que es
la que actualmente se ha puesto de moda con autores como Carl Schmitt, Giorgo
Agamben, Jacques Ranciére, etc. Sin embargo, el intento de tratar de hacer
comprensible esta relación semiótica entre estos signos, da lugar a lo que se
conoce como "Teología política negativa", p. ej. Jacob Taubes y Yeshayahu
Leibowitz. Esto era algo que por supuesto Maquiavelo y los jesuitas
tenían muy claro, así como los ashʿaris y los averroista comprendía claramente,
y que por supuesto el judaísmo tiene presente muestra de ello: son el rabino
reformista y el rabino ortodoxo, así como la escritura dialógica que estos poseen. No
por nada ya Henri Meschonnic había dicho: "Olvidémonos de Hegel, mejor
retomemos a Humboldt".
Por tanto, puedo concluir diciendo. Qué la hoy, llamada
"Teología política", NO es una moda más. Es algo tan viejo
como los mismos textos y escritos religiosos, que por supuesto tenían y tienen
presente los pensadores medievales, renacentistas y contemporáneos.
¿Qué actualmente hoy, los llamados autores posmodernos o
post-estructuralistas, saquen a relucir supuestamente con nuevas vestiduras y
con pequeños toques de controvercialismo este tema político-filosófico? A eso
le llamo "popularidad filosófica". Ahora bien, con
seguridad les puedo decir que los autores como ha pasado a lo largo de esta
disciplina, un día o una temporada están de moda, pero recordemos que
en filosofía no se trata de estar a la moda. Sino de indagar y buscar
en viejas y nuevas propuestas filosóficas. Siempre va haber autores
que podrán estar de moda, pero lo que por supuesto no puede estar de moda es el
tema y el problema filosófico.
Saludos.
Atte. Héctor Fabián
García.
Estudiante de Filosofía.
Universidad Autónoma
Metropolitana - Unidad Iztapalapa.